lunes, 9 de noviembre de 2015

TEMA 65 (R49)

EL EDIFICIO COMO ORGANISMO Y COMO MOLDE

. Juzgar una construcción para habitar por su aspecto exterior es como saborear una manzana por el color de la piel.
. Parece más adecuado comparar un edificio con un organismo, con su esqueleto, su corazón, sus pulmones, etc.
. De la misma manera que el exterior de un organismo depende de la adaptación de los órganos a sus respectivas funciones, ocurre de idéntico modo con el aspecto exterior de una construcción.
. Algunas personas imaginan un edificio de una manera mecánica. Imaginan las cuatro paredes, con aberturas para dejar entrar la luz (ventanas), o dejar pasar las personas o los muebles (puertas). Imaginan el tejado, el pavimento, las paredes, o, más bien, reconstruyen imágenes anteriores de esos elementos. Esas imágenes albergan determinados usos: habitar, trabajar, descansar el cuerpo y el espíritu.
. Pero las paredes son envoltorios de espacios adecuados a determinadas funciones. Las ventanas y las puertas no tienen formas así o asá, dependen de lo qué y de la manera cómo se quiere iluminar el interior y de la relación más apropiada con el exterior. Y tampoco las conexiones entre los espacios son tan sencillas como para reducirse a simples puertas para pasar de unos a otros.
. De manera que el proceso de trabajo debe suponer el saber qué va a pasar dentro de un edificio y qué pasa fuera de él.
. Entonces surge algo así como el molde que lo conformará.
. El arquitecto sintetiza el conjunto de problemas que hay que resolver y las discusiones que ellos generan en el proceso de elaboración.

Álvaro Siza: “A propósito del edificio…” (1963) 
En el libro: “Álvaro Siza, Textos”. (2014)


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