VISIÓN
DIAGONAL Y EXPERIENCIA DEL ESPACIO
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En la obra tardía de Wright, la que se desarrolla en los años treinta, cuarenta
y cincuenta, existe un principio común subyacente en toda ella: el eje
diagonal.
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A veces éste se hace explícito en su
definición geométrica en planta, pero siempre está implícito en la determinación de la experiencia espacial del
edificio y en su relación con el emplazamiento. El eje diagonal se convierte en
el principio organizador de sus proyectos.
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Los ejes diagonales implícitos determinan la organización interior, orientan al
visitante y relacionan al edificio con el emplazamiento. La diagonal crea una
sensación de perspectiva y expansión. Favorece el efecto de variedad y de mayor
extensión al espacio interior.
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El espacio, en la obra de Wright es sentido en profundidad, no a través de la
reconstrucción intelectual de una serie de capas o planos perpendiculares a la
línea de visión, sino espontáneamente, de manera instantánea.
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El eje diagonal y el sentido de profundidad que proyecta, produce una
experiencia espacial dinámica de apertura y amplitud. Apoya su idea de utilizar
la manipulación del espacio como medio plástico de la arquitectura.
. Las vistas oblicuas entre los distintos
ámbitos rompen la simetría aparente e infunden un efecto dinámico y de “molinete”
al espacio.
. Se puede distinguir en Wright entre el eje
objetivo, o compositivo, y el eje subjetivo, o de la experiencia. Esta
experiencia subjetiva del espacio puede no coincidir con la definición axial
del mismo.
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