LA PLANTA COMO INSTRUMENTO BÁSICO.
EL RITMO COMO CONTROL DE LA SENSACIÓN.
. El ojo humano observa en un espacio las
diversas superficies que lo determinan. .
El volumen y la superficie son los elementos mediante los que se manifiesta la
arquitectura. La planta es el elemento generador.
. Toda estructura arquitectónica se levanta
desde su base y se desarrolla siguiendo una norma que está escrita sobre el
suelo: la planta. En ella, su variedad formal, la unidad del principio
geométrico, etc., son aspectos que transmiten una determinada armonía: esto es
la arquitectura.
. La organización de la planta está en la base
de la arquitectura. Sin planta, no hay ni grandeza de intenciones ni de
expresión, ni ritmo, ni volumen, ni coherencia.
. Sin una planta ordenada solo existe la
sensación de algo informe, descuidado, desordenado, la sensación de arbitrariedad.
. La ordenación en planta supone un
planteamiento imaginativo, pero necesita también la más estricta disciplina.
. La planta es quien determina el todo. Es el
instrumento decisivo.
. Una planta es una abstracción controlada por
las matemáticas.
. El orden es un ritmo aprehensible que actúa
sobre todo ser humano.
. La planta conlleva en sí misma un determinado
ritmo: la obra se desarrolla en extensión y en altura siguiendo sus
prescripciones según una precisa ley, tanto en las cuestiones más sencillas
como en las más complejas.
. La unidad de la ley es la ley de una planta
correcta: la ley sencilla, infinitamente ajustable en su modulación.
. El ritmo es un estado de equilibrio que
procede de simetrías simples o complejas, o de compensaciones inteligentes.
. El ritmo es una ecuación: equiparación
(simetría, repetición); compensación (contrastes, equilibrio de opuestos);
modulación (desarrollo de una invención plástica basada en un principio
generativo, un principio de crecimiento).
. Provoca reacciones diversas e importantes que
actúan sobre cada individuo, y cuya finalidad consiste en proporcionar una
cadencia, que es un estado de equilibrio. La planta lleva, en sí misma, la
esencia de la sensación.
Le Corbusier: “Hacia una nueva
arquitectura” (1923)
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