ENTRE
INTUICIÓN Y NORMA
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Los dos sistemas de proporción desarrollados en el arte europeo –el geométrico
y el métrico- derivan ambos de una misma tradición pitagórico-platónica. El
tipo de proporción aritmética predominó durante el Renacimiento, mientras que
en la Edad Media se utilizó más la proporción geométrica.
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El pasado, en mi opinión, puede enseñarnos a resolver problemas actuales.
Nuestra naturaleza es básicamente matemática, y ello supone que la civilización
europea descansa y descansará en los logros griegos. Sin embargo, importantes
cambios en los fundamentos culturales han conducido, y conducirán, a una
revisión en los fundamentos del orden en las artes. Desde el siglo XVIII, la
belleza y la proporción, ya no se consideraban atributos universales, sino
fenómenos psicológicos que se originaban y se producían en la mente del
artista. Ambos aspectos se vincularon a una especie de necesidad creativa
irracional. El orden se dejaba exclusivamente en manos del artista individual.
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Le Corbusier, con su Modulor, intentó establecer un vínculo entre la tradición
y nuestro mundo no euclidiano. Al tomar al hombre y su entorno como punto de
partida en lugar de una serie de principios universales, Le Corbusier acepta el
cambio desde las formas absolutas a las relativas. En el Modulor los elementos
son extremadamente sencillos: el cuadrado y el doble cuadrado. Estas formas
geométricas básicas se combinan con dos series divergentes de números
irracionales derivadas de la sección áurea.
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Los psicólogos investigan cómo se ordenan los estímulos sensoriales en el
cerebro, cómo se crean esquemas de orden
a partir de una multitud caótica de impresiones, se interesan por el potencial
organizador del cerebro humano. Los biólogos, los histólogos y los expertos en
cristalografía están estudiando la geometría de la vida animal y vegetal y la
de los cristales, junto a matemáticos y físicos. Sus trabajos refuerzan nuestra
convicción de que la búsqueda de un orden y armonía básicos es una
característica fundamental de la naturaleza humana.
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Inevitablemente, el artista siempre se enfrentará al problema del equilibrio
entre intuición y norma, entre libertad y necesidad. Seguramente no existe un
camino correcto, seguro y único para la buena proporción en el arte.
Rudolf
Wittkower, “Los fundamentos de la arquitectura en la edad del humanismo”. 1949
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